Gracias, Señor, por las enseñanzas que todos los días recibimos de Ti y que nos hacen crecer en la fe. Hoy, te suplicamos que nuestra fe sea capaz de romper cualquier barrera que se presente, especialmente si es puesta por los hombres con tal de encontrarte a Ti y alcanzar tu perdón. No permitas que las cosas del mundo gobiernen nuestra vida ni tampoco que el egoísmo o los caprichos nos alejen de Ti. Ayúdanos para que el pecado no llegue a nuestra vida; pero si caemos, danos la oportunidad de levantarnos, acercarnos a Ti y recibir tu perdón en el sacramento de la Reconciliación. Bendice, Señor, de manera especial a los padres de familia que sufren el olvido de sus hijos y a aquellos que tienen la carga de la enfermedad o el desempleo. María Santísima Virgen Inmaculada, fortalece con tu intercesión a cuantos sufren el dolor de la soledad y de la enfermedad, y haz que en nuestras vidas solo reine tu adorado Hijo, Jesucristo nuestro Señor. Amén
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