Amados hermanos, hoy es día de silencio, el día del silencio de Dios Nos preparamos para la alegría de la Resurrección. El modelo de oración y silencio en este día es la Santísima Virgen María, que esperaba la Resurrección de su amado Hijo. Por esto, tiene razón de ser el rezo del Santo Rosario de aurora en la mañana, o en la tarde, la procesión con la imagen de la Virgen Santísima como signo de espera de la gloriosa Pascua. Es por esto que nos preparamos en la Cuaresma, para celebrar intensamente la Pascua del Señor: su victoria sobre la muerte y la liberación del pecado. "El Señor está vivo", nos exhorta el Papa Francisco, "y quiere que lo busquemos entre los vivos. Después de haberlo encontrado, invita a cada uno a llevar el anuncio pascual, a suscitar y resucitar la esperanza en los corazones abrumados por la tristeza, en quienes no consiguen encontrar la luz de la vida. Olvidándonos de nosotros mismos, como siervos alegres de la esperanza, estamos llamados anunciar al Resucitado con la vida y mediante el amor, si no es así seremos un organismo internacional con un gran número de seguidores y buenas normas, pero incapaz de apagar la sed de esperanza que tiene el mundo". Y continúa predicando: "No olvidemos su Palabra y sus obras, de lo contrario perderemos la esperanza y nos convertiremos en cristianos sin esperanza; hagamos en cambio memoria del Señor, de su bondad y de sus palabras de vida que nos han conmovido; recordémoslas y hagámoslas nuestras, para ser centinelas del alba que saben descubrir los signos del Resucitado".
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