La profecía de la huida a Egipto - Diciembre 23

Un niño nos va a nacer y su nombre es: Dios guerrero, Él será la bendición de todos los pueblos.

La historia de la Sagrada Familia está llena de tropiezos y sobresaltos, pues el mundo se resistía a aceptar que la misericordia de Dios había tomado carne. Luego de ser enviados a la pesebrera por no tener lugar en el albergue, la humilde Familia de Belén debía huir a Egipto para proteger su vida del tirano (Mt 2, 14). Este suceso aunque doloroso, da cumplimiento a lo que profetizó Oseas en el Antiguo Testamento: "Cuando Israel era niño lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo" (11 1). Para el profeta, la historia de Israel comienza con la salida de Egipto, y con ella el testimonio del amor y cercanía de Dios a su pueblo. Por lo tanto, que la Sagrada Familia tuviera que ir a Egipto para luego retornar es un símbolo que nos lleva a pensar que en Jesús se inaugura un nuevo pueblo, una nueva alianza. La angustia que embargó los corazones de José y María al tener que salir de noche adquirió sentido al ver que su adorado Hijo crecía en estatura y sabiduría y que con Él se realizaba el designio divino de la Redención. Hermanos, el éxodo de la Sagrada Familia es el itinerario espiritual que debemos recorrer todos nosotros, no para quedarnos en Egipto, esclavos del pecado y el sufrimiento, sino para retornar a la tierra prometida que mana leche y miel.

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