La Liturgia de la Palabra de este día nos presenta la figura de Judas y de Pedro con la exclamación de Jesús sobre su glorificación. Hoy nos detendremos sobre esta exclamación de gloria realizada por Jesús, ya que, como expresa el Papa Benedicto XVI, "la oración que Jesús hace por si mismo es la petición de su propia glorificación, de su propia elevación en su 'Hora'. En realidad es más que una petición y que una declaración de plena disponibilidad a entrar, libre y generosamente, en el designio de Dios Padre que se cumple al ser entregado y en la muerte y Resurrección. Esta 'Hora' comenzó con la traición de Judas y culminará en la ascensión de Jesús resucitado al Padre. Jesús comenta a salida de Judas del cenáculo con estas palabras: "Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en Él". No por casualidad, comienza la oración sacerdotal diciendo: "Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te glorifique a Ti". Ya el Señor Jesús nos va dando luces que la entrega en la Cruz servirá para que sea glorificado y al mismo tiempo nos hará participes de esa gloria que le dará Dios Padre. Queridos hermanos estos días son santos y por lo mismo no pueden convertirse en días de paseo o disfrutes terrenales, sino que por el contrario, debemos pasarlos en oración y penitencia para que así tengamos una verdadera conversión de vida al Señor que viene a salvarnos.
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