"El que viene llegará sin retraso, tierra, porque El es nuestro Salvador" y ya no habrá temor en nuestra (Hb 10, 37)
La Natividad de Jesús no es un evento más dentro de la historia; por el contrario, es un suceso que ha llegado a transformar el corazón de millones de personas alrededor del mundo. El mismo Evangelio de San Juan da testimonio de este hecho cuando afirma: "Jesús hizo en presencia de sus discípulos muchos más signos de los que han sido narrados en este libro. Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios; y para que, creyendo, tengan en Él vida eterna." (Jn 20, 30- 31). ¡Cómo llegar a menospreciar el testimonio que el mismo Hijo de Dios ha querido dar a través de sencillos instrumentos que han manifestado con gozo el obrar de Dios en sus vidas! El salmo 70 expresa la experiencia de aquel que reconoce que Dios, desde el vientre materno y mucho antes, ha sido confianza, apoyo y sustento, y por las mismas razones no escatima esfuerzos para proclamar a viva voz las maravillas que el Señor del universo ha hecho en él. Jesús no lega solo, trae consigo una promesa y esta quiere llegar a los corazones de muchos seres humanos, pero para le es necesario que estemos dispuestos a no ser simples espectadores, sino instrumentos vivos en las manos de Aquel que trae esperanza. Unámonos al Fiat de la Madre de Dios para que infunda en nosotros el deseo de asumir con valentía la Voluntad del Padre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario