"¿Acaso no cumple lo que promete ni lleva a cabo lo que dice?" - Diciembre 22

"Cielos, destilen el rocio; nubes, derramen la victoria; ábrase la tierra y brote la salvación". 
(Is 45, 8) 

Queridos hermanos en Cristo Jesús, la liturgia de este domingo nos muestra que Dios siempre cumple sus promesas, poniéndonos como ejemplo el hecho de que nos haya enviado a su Hijo, al Mesías, para redimirnos. La primera lectura nos muestra al profeta Isaías anunciando el nacimiento virginal del Emmanuel, el Dios con nosotros. Jesús, sin perder su parte divina, se hizo carne para estar entre nosotros, para salvarnos. Por otra parte, San Pablo realiza una confesión de fe mediante la cual nos habla de la naturaleza humana de Cristo (nacido de la estirpe de David) y de la divina (Hijo de Dios en poder según el Espíritu de Santidad). Además, recalca que todo esto ya había sido anunciado desde antiguo por los profetas. Por último, el Evangelio nos narra la aparición del ángel a san José, en la cual explica que todo debía suceder así para que se cumpliera la profecía de Isaías; asimismo, el hecho de que San José, descendiente de David, haya acogido a la Virgen y al Niño, permitió que se cumpliera la promesa de Dios al rey: "Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí; tu trono estará firme eternamente" (2S 7, 16). Hermanos, la venida del Señor está cerca y es inminente; no olvidemos que debemos tener nuestros corazones preparados para recibirlo. Recordemos todo lo que Él ha prometido a aquellos que creen en Él y siguen fielmente sus mandamientos: la vida eterna. Que esta Navidad nos ayude a entender que si disponemos el corazón para recibir a Jesús en nuestra vida, seremos personas nuevas.

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