Adviento: Tiempo de Preparación

"A Ti, Señor, levanto mi alma: Dios mio, en Ti confió; no quede yo defraudado; que no triunfen de mí mis enemigos pues los que esperan en Ti no quedan defraudados". 
(Sal 24, 1-3)

Amados hermanos en Cristo Jesús, el día de hoy comienza un nuevo Año Litúrgico, una oportunidad que tenemos para que nuestra vida sea permeada por la fuerza de Dios, presente en su Palabra y los Sacramentos, especialmente en la Eucaristía. Hoy también inicia el Tiempo de Adviento, que nos prepara para la Natividad del Señor. Es el momento de prepararnos en familia para recibir al Niño Jesús en nuestras vidas; para ello, debemos tomar una actitud de conversión, arrepentimiento y esperanza. En el Adviento se nos invita a meditar sobre el pasado, el presente y el futuro, en relación a la Persona de Jesús. Al meditar sobre el pasado, recordaremos el Nacimiento del Señor, su primera venida. Cristo vino para salvarnos del pecado y de la muerte. Se hizo hombre como nosotros para revelarnos la Verdad; por eso cabe que nos preguntemos: hemos asimilado las enseñanzas de nuestro Maestro? Asimismo, confrontaremos nuestro presente realizándonos las siguientes preguntas: Hemos cumplido nuestros deberes como cristianos? Damos testimonio con nuestras acciones? Estas preguntas también nos ayudarán en nuestra reflexión sobre el futuro; el Adviento es el tiempo de la espera vigilante, por eso no es de extrañar que la liturgia de hoy nos invite a estar vigilantes. No solo se trata de recordar la primera venida del Señor, sino de prepararse para la segunda, momento en el que vendrá a instaurar su Reino de justicia y paz, y en el que recompensará a aquellos que hayan permanecido fieles. Hermanos, dejemos que el Espíritu Santo, fuente de la verdadera alegría, nos guíe y, con María como ejemplo y modelo de fe, no desfallezcamos en nuestro camino cristiano.

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