Hoy celebramos la dedicación de las Basílicas consagradas a los apóstoles san Pedro y san Pablo, ubicadas en Roma (Italia), en las cuales se hallan las reliquias de estos dos apóstoles. Según la tradición, san Pedro murió martirizado durante el reinado del emperador Nerón y fue enterrado en la colina del Vaticano. En el año 323, el emperador Constantino hizo construir una Basílica sobre el lugar en el que estaba sepultado el apóstol. Antes del destierro a Aviñón (Francia), los Papas vivían en el palacio de Letrán, pero al volver a Roma se establecieron junto a la Basílica. El Templo actual se inició a construir en el pontificado del Papa Nicolás V y terminó durante el de Urbano VIII, 170 años después. La Basílica de San Pedro fue consagrada el 18 de noviembre de 1626, fecha Basílica de san Pablo Extramuros que coinciden con la consagración de la primera Basílica. Por su parte, la fue construida donde el apóstol de los gentiles recibió el martirio (el sitio conocido como Las Tres Fontanas, a 11 kilómetros de la Basílica de san Pedro). El Templo fue construido por el Papa San León Magno y por el emperador Teodosio en el siglo V y se mantuvo en pie hasta 1823, cuando fue destruido por un incendio. Gracias a las donaciones de los fieles de todo el mundo, el templo se reconstruyó a imitación del anterior. El Papa Pío IX consagró la Basílica en 1854.
No hay comentarios:
Publicar un comentario