Poco sabemos sobre su vida. Fue uno de los dos discípulos a los que Jesús resucitado se apareció camino a la aldea de Emaús, episodio relatado en el Evangelio de Lucas (Lc 24, 13-35) y mencionado brevemente por el Evangelio de Marcos (Mc 16, 12-13). Según Lucas, el dia de la Resurrección, tres días después de la Crucifixión, dos discípulos caminaban hacia una aldea llamada Emaús, conversando sobre lo que había sucedido días atrás con su Maestro. En ese instante, el propio Jesús se les apareció, pero ellos no reconocieronlo, y les preguntaron: «¿De qué van discutiendo por el camino?». Cleofás, con la amargura que invade a aquellos que pierden sus esperanzas y ven frustradas sus ilusiones, le recordó todo lo acontecido durante la Pasión, le dio a entender que con la muerte de su Maestro se desvanecieron todas sus expectativas y habló con cierta duda de los testimonios de las mujeres que buscan el sepulcro. Ante ello, Jesús les explica cómo todo lo que le sucedió ya estaba previsto en las Escrituras. Al acercarse a Emaús, aquel hombre desconocido para ellos hizo ademán de seguir adelante, pero Cleofás y su compañero le pidieron que los acompañara. Se sentaron a la mesa, Jesús tomó el pan, lo bendijo, lo partió y lo repartió. En ese momento los discípulos lo reconocieron y Él desapareció. Al tomar conciencia de lo ocurrido, regresaron a Jerusalén y contaron todo a los Once. Habían recuperado la alegria y la esperanza en su Salvador.
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