Sábado Santo: Aguardar con María la alegría de la Resurrección

Querida familia, de la mano de Nuestra Señora, la Virgen María, hoy nos disponemos a acoger nuestra vida con serenidad, calma y esperanza. Ciertamente, este Tiempo que nos separa litúrgicamente de la feliz noticia de la Resurrección del Señor, es similar a todos aquellos momentos en los que nos sentimos devastados y consternados después de la fuerte tormenta de la enfermedad muerte de un ser querido, la pérdida de un empleo, la ruptura de un matrimonio o la sequedad espiritual. En momentos así, nos resulta díficil encontrar razones para continuar y tener esperanza, pues sentimos el corazón dolido y nuestra mente no encuentra lógica alguna para entender. Esta misma situación la vivieron los discípulos del Señor, y María, desde su silencio, supo acompañarlos para que afrontaran la desazón. Hoy María también nos acompaña a acoger nuestro dolor, pero nos invita a darle un sentido a nuestra vida, reconocer las lecciones que el pasado nos deja y a decidirnos a mirar el presente con esperanza, para que pueda existir un verdadero futuro. María nos ayuda a secar las lágrimas y aguardar la restauración de la Resurrección de Cristo. Dediquemos un tiempo sustancioso para hablar con María, pues Ella sabe mirar con optimismo lúcido en medio de la dificultad. De este modo, en la tarde de hoy, durante la Vigilia Pascual, podremos cantar que Cristo venció nuestro pecado y que el Amor triunfa sobre la muerte, así como lo expresa el hermoso Pregón Pascual: «Esta es la noche en que, por toda la tierra, los que confiesan su fe en Cristo son arrancados de los vicios del mundo y de la oscuridad del pecado, son restituidos a la gracia y son agregados a los santos». 

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