Permanecer unidos a Jesús como el Sarmiento a la Vid

"Canten al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas; revela a las naciones su justicia". 
 (Sal 97, 1-2)  

En este día del Señor, oramos por la Jornada Nacional de la Infancia Misionera y por todos los niños que, como nosotros, van descubriendo lo que significa amar a Jesús ya los hermanos, permaneciendo firmes en el cumplimiento de sus mandamientos. Así como a ellos, hoy la liturgia también nos invita a reconocer que la unión con el Señor implica un compromiso capaz de superar las criticas y los obstáculos a los que nos exponemos para que el anuncio de la Buena Nueva llegue a los confines de la tierra . La primera lectura nos muestra las dudas que tuvo la primera comunidad cristiana al recibir a Pablo; sin embargo, gracias a Bernabé, se pudo dar cuenta de que su antiguo perseguidor se había convertido y daba un testimonio verdadero, ya que obraba en coherencia a las enseñanzas de Cristo y a la experiencia de su encuentro con El. ¿Cómo se manifiestaba esta fidelidad? Predicando con valentía la Palabra del Señor, no solo de palabra, sino de obra. Pablo actuaba por amor a Cristo y por la salvación de sus hermanos, ya que sabía que esa era la Voluntad de Dios. Por otra parte, el Evangelio, con la parábola de la vid y los sarmientos, nos quiere mostrar la importancia de mantenernos firmes en su Palabra y de seguir los mandamientos, en especial el más importante: el del Amor. El Señor señala que cuando estamos unidos a Él con un amor auténtico y verdadero, somos firmes y coherentes con sus enseñanzas, y en nuestra vida se refleja un testimonio fecundo que convoca a la conversión. Damos buenos frutos cuando vemos el Rostro de Dios en nuestros hermanos y lo honramos en ellos; solo así podemos experimentar su Presencia viva y la acción del Espíritu Santo entre nosotros. Durante esta semana, la liturgia continuará conduciéndonos por el camino de profundización en el conocimiento de Jesucristo.

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