Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos - Nov 02

Hoy la Iglesia nos invita a conmemorar a todos aquellos que ya partieron de este mundo hacia la Presencia de Dios y a orar para que puedan gozar de la plenitud de la vida eterna. Desde sus orígenes, la humanidad ha tenido la necesidad de recordar a los difuntos. Si bien los primeros cristianos ya tenían esta costumbre, la conmemoración litúrgica apareció en el siglo IX, en continuidad con las tradiciones monásticas del siglo VII, en las cuales se dedicaba un día completo de oración por todos los difuntos. En el año 809, el Obispo de Tréveris (Alemania), Fortunato de Metz, colocó la Memoria litúrgica para el día siguiente al de la Solemnidad de Todos los Santos y en el año 998, san Odilón de Cluny fijó la fecha el 2 de noviembre. Recordar la realidad de la muerte nos permite dimensionar por un instante el valor de la vida. Hoy podemos compartir con nuestros familiares y amigos; sin embargo, no sabemos cuándo Dios nos llamará a nosotros o a quienes nos rodean a su Presencia. Muchos de nosotros nos privamos de compartir espacios con nuestros seres queridos y nos nuestros trabajos o en nuestra búsqueda del éxito a nivel personal y material; es en estas situaciones donde corremos el riesgo encerramoS en de que, si perdemos a un ser querido, sintamos arrepentimiento por todo el tiempo que no disfrutamos junto a él. De la misma manera, nuestra vida es un camino corto al que le sigue la eternidad; de ahí que el tiempo que vivamos en este mundo debamos aprovecharlo para hacer el mayor bien posible y para tratar de construir el Reino de Dios en la tierra. No desfallezcamos en este propósito, ya Él ha prometido la vida eterna a que todo aquel que obre de acuerdo a su divina Voluntad.

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