Aquel día, Jesús entró en el templo y comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban allí, diciéndoles: "Está escrito: Mi casa es casa de oración; pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones". Lucas 19, 45
San Pablo, escribiendo a los Corintios, nos dice que somos el templo del Espíritu Santo. Hoy Jesús nos dice que su casa, su templo, debe ser casa de oración. No podemos permitir que ese templo sea el lugar donde habiten malas cosas, y la manera de mantenerlo en paz es a través de la oración.
Pensemos por un momento si nuestra vida interior se puede considerar una casa de oración o es en realidad un lugar lleno del ruido del mercado del mundo que está gritando dentro de nosotros y buscando vendernos sus ideas. Cuantos minutos del día dedicamos a la oración?. recordemos que la oración es el alimento que a diario nos da fuerzas y nos dice que Jesús esta allí acompañándonos en el día a día.
Por qué no invitamos hoy a Jesús para que, con su poder y autoridad, eche fuera a todos estos gritones, ponga nuestra vida interior en paz y así se convierta, como lo fue en María Santísima, en un verdadero lugar de encuentro con Dios.
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