Varón lleno de fe y Espíritu Santo. Nació en Jerusalén fue el primero de los siete diáconos que ayudaban a los apóstoles en la administración evangelización. Se llama Protomártir porque fue el primero que dio la vida por Cristo, martirio del cual fue testigo San Pablo. El relato de su elección como Diácono nos lo presenta el Libro de los Hechos de los apóstoles: "La propuesta le pareció bien a toda la asamblea y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Pármenas y a Nicolás, prosélito de Antioquía" (Hch 6,5). Ante esta fiesta el Papa Francisco manifestó que San Esteban fue elegido "junto con otros seis, para la diaconía de la caridad, es decir para asistir a los pobres, los huérfanos y las viudas en la comunidad de Jerusalén. Con su martirio, San Esteban honra la venida al mundo del Rey de los reyes, da testimonio de Él y ofrece como don su vida, como lo hacía en el servicio a los más necesitados. Y así nos muestra cómo vivir en plenitud el misterio de la Navidad. El Evangelio de esta fiesta cita una parte del discurso de Jesús a sus discípulos en el momento en que los envía a la misión. Dice entre otras cosas: 'Serán odiados por todos a causa de mi Nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará' (Mt 10, 22). Nos hacen comprender que en las pruebas aceptadas a causa de la fe, la violencia es derrotada por el amor, la muerte por la vida. Y si bien no todos están llamados, como San Esteban, a derramar la propia sangre, a cada cristiano se le pide ser coherente en toda ocasión con la fe que profesa". Su martirio fue en Jerusalén en el año 40 y perdonó a sus verdugos.
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