La culminación del mes de febrero se verá marcada por la celebración del Miércoles de Ceniza, día en el que se nos pide aceptar la invitación de Convertirnos y Creer en el Evangelio, para asumir un compromiso para toda la vida en los siguientes términos:
1. Compromiso a dejarme amar por Dios, por encima de todas las cosas: aunque me equivoque, aunque sienta que no puedo más, aunque pierda la esperanza, aunque me sienta menos que los demás, aunque piense que nada va cambiar, aunque me sienta débil, aunque me hayan herido y traicionado, aunque me sienta solo (a), porque es el Amor de Dios y no mis fuerzas lo que verdaderamente me hace cambiar.
2. Compromiso a amarme a mí mismo, con el amor con que Dios me ama: mirándome con misericordia, diciéndome siempre la verdad, diciendo "NO" a personas y situaciones que me hacen daño físico, espiritual o psicológico. Se trata de comprometerse para evitar a toda costa que otros me maltraten o manipulen y decidirme a buscar condiciones dignas para vivir, porque soy Templo del Espíritu Santo, Casa de Dios y estoy llamado a desarrollarme en plenitud y tener una vida de comunión en eterna felicidad con el Señor.
3. Compromiso a amar a la humanidad y a la creación, como regalo de Dios: dejando atrás los prejuicios para servir al pobre y desvalido, perdonando al que me ha ofendido, aprendiendo a disfrutar del éxito de los demás. Es cuestión de compartir, consumir solo lo necesario, vivir una vida sin apariencias, porque soy discípulo de Jesucristo, el Dios-con-Nosotros y que Salva, a quien he decidido entregar mi vida para ser en Él imagen y semejanza del Padre.
De esta manera podemos ver que la Cuaresma no es un un tiempo la tristeza o seriedad, sino para sonreír y renovarnos en el amor. Para avanzar, !elijamos la Vida! Que el Espíritu del Señor nos lleve al desierto para que Dios nos seduzca, nos enamore y nos dé la gracia de responderle como Él lo ha soñado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario