"Te compadeces de todos, Señor, y no odias nada de lo que has hecho; cierras los ojos a los pecados de los hombres, para que se arrepientan. Y los perdonas, porque Tú eres nuestro Dios y Señor".
(Sab 11, 24-25, 27)
Queridos hermanos, con la santa Misa y la bendición e imposición de la ceniza iniciamos el tiempo litúrgico de Cuaresma que significa cuarenta días intensos de preparación para la Pascua por medio de la escucha de la Palabra de Dios, de la oración, del ayuno, de la penitencia y de las obras de caridad. Tomémonos hoy un tiempo especial para dialogar cara a cara con el Señor y reconocer con humildad y profunda verdad todos los pensamientos, sentimientos y acciones que obstaculizan la relación con Dios. Este no es el tiempo de hacer promesas superficiales que se desvanecen como polvo, sino de asumir una postura radical y definitiva para dejar atrás el pecado y vivir para siempre de cara a Dios. Por esto, no se trata de decir simplemente que por cuarenta días dejaremos de decir malas palabras o abandonaremos un mal hábito para nuestra salud corporal o espiritual; la invitación que se nos hace hoy es a dirigir el corazón de manera permanente hacia el camino que nos plantea el Evangelio. El Papa Francisco explica esto bajo la figura del fuego y ceniza, y nos exhorta a vivir la Cuaresma en clave de liberación de lo superficial: «la Cuaresma es el momento para liberarnos de la ilusión de vivir persiguiendo el polvo. La Cuaresma es volver a descubrir que estamos hechos para el fuego que siempre arde, no para las cenizas que se apagan de inmediato; por Dios, no por el mundo; por la eternidad del cielo, no por el engaño de la tierra; por la libertad de los hijos, no por la esclavitud de las cosas. Podemos preguntarnos hoy: ¿De qué parte estoy? ¿Vivo para el fuego o para la ceniza?». Hermanos, el Papa nos está exhortando a hacer un alto en el camino y a revisar nuestra vida cristiana para volver nuestra mirada a Dios y así redescubrir la ruta de nuestro discipulado, pues si hemos desviado de la verdadera meta que es el Cielo, estamos a tiempo para regresar al camino correcto, siempre de la mano de Dios.
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